top of page

De la  Democracia

Se ha dicho que en ese o en aquel país hace falta una reforma política y que un cambio superficial de nada serviría. Esta situación no es propia de un país solamente, es una copia al carbón de lo que acontece más allá de donde el sol sale, más allá de donde el sol se pone. Veo países en agonía en cualquier punto donde se posan mis ojos. Ejemplo de esto lo tenemos en las Américas, en toda la América las formas de gobierno son ya caducas, huelen a pasado, sus democracias tienen canas y han pasado a la tercera edad. Las reformas políticas en cualquier país, tarde o temprano entran en un proceso  de extinción  cuando no cumplen su objetivo y donde se cumple medianamente se prolonga un poco más su vida.

Hemos escuchado, palabras más palabras menos, que la democracia es la participación del pueblo en la vida pública y la convivencia en sociedad persiguiendo el bien común en un marco de libertad. Estoy convencido que la democracia, respecto del hombre, tiene como fundamento que el poder radica en el pueblo, sin embargo, desde su invención quedó incompleta y así ha permanecido hasta nuestro días. Para que se lograra una democracia plena debió moverse y practicarse dentro del gran parámetro humano, pero han pasado dos mil quinientos años y no se ha logrado; esa fruta debe ser  cortada del árbol porque si no, se pudrirá y caerá y surgirá una nueva confusión.

Considerando el lastre político del ser humano, el papel del Estado en cualquier país democrático no ha cumplido con aquél que supuestamente debía desempeñar; es necesario volver a  formular cuál debe ser su función, y al hacerlo, estoy seguro que ya no caerá en el terreno de la democracia, sino en otro, no muy diferente, pero más extenso, con más propósito, más humano, muy lejos de todo aquello que ha perjudicado al ser humano.

Que existen varios tipos de democracia en el mundo no hay duda, lo cual es una relajación que se aparta de su significado y propósito, la democracia es sólo una, sin desviación ni torcedura. Las democracias con adjetivo son sólo distorsiones que han confundido a los pueblos, de igual modo cuando se habla de una democracia social, económica, laboral y otras.

Los defensores de la democracia, como única alternativa, aseguran que un país debe considerar su propia historia para decidir el rumbo del cambio y que no se puede pasar de un sistema a otro sin graves consecuencias. Esto sólo es verdad cuando su democracia se ajusta a ciertos propósitos particulares o  de partido. Un ideal falso cae, y arrastra tras de sí a todo un pueblo, lo cual produce un pueblo derrotado, temeroso para iniciar otro camino, y espera, espera; tal parece que quieren colocar al hombre en un callejón sin salida.

El término democracia se ha vuelto confuso, incierto y ha confundido al hombre. Ha llegado a tal extremo su uso indebido que cualquier hombre o mujer echa mano de la palabra democracia cuando a su conveniencia pretende violar alguna ley. ¿Habrá necesidad de estar repitiendo que Democracia es un sistema en el terreno político? Los pueblos, en su mayoría ignorantes sólo conocen la democracia a través del discurso político de los gobernantes; tengo mis dudas si esos políticos conocen el significado y práctica de esa palabra; y para estos repetidores, el pueblo es sólo el débil eco de aquéllos.

Sea cualquier tipo de democracia, para aquéllos que así quieren verlo, sea evolucionada, distorsionada o incipiente, la democracia ya tiene canas, está enferma y ha entrado en un estado de descomposición, los países nacientes o adolescentes no saben cuál faro seguir; si el hombre continúa por el camino que ha escogido lo más probable es que llegue a una torre de Babel  que hoy día no la ha previsto. De muy poco han servido dos mil quinientos años desde la invención de esa tan mencionada democracia.

Moda o imperialismo, hay épocas en que se trata de imponer la democracia y aún así los pueblos no la aceptan. ¿Causas?  Ignorancia, resistencia al cambio, indiferencia; una más, incredulidad; y la principal de todas: la democracia no le ha dado respuesta a todo aquello que el ser humano necesita y reclama en el campo político. Error crassus, un sistema no se impone.

Quinientos años A.C. ya se hablaba de democracia, del poder del pueblo, resultado de buscar la contraparte del poder de un solo individuo, de un extremo se fueron al otro, de un error cayeron en otro. Hoy, en cualquier tipo de gobierno representativo la voluntad de todo un pueblo se traslada a su representante, y éste gobierna y decide, y queda sin voluntad el pueblo, la recobra en cada elección pero no gobierna, sólo tiene decisión para elegir, para votar. Su voluntad la recobra únicamente en cada elección con el voto. No creo que el poder del pueblo se ejerza para que el poder de sus representantes esté sobre el mismo  pueblo. Muy corta visión de aquéllos que la inventaron.

Los caminantes del mundo están en una encrucijada en medio del camino, perdidos, desean, pero no saben qué.Es necesario regresar a los orígenes, desandar el camino equivocado, rectificar, derribar la casa y reconstruirla, pero sin destruir los cimientos.

La democracia, para los pueblos, es como un bumerang, por el poder del pueblo la cosa voladora es lanzada por el aire, y de regreso, los gobernantes elegidos, con el poder que les fue otorgado se lanzan contra el mismo pueblo; al pueblo no le queda otro camino que esquivar el golpe del bumerang.

La democracia no es el fin de una gran carrera, es la antesala del verdadero sistema de vida del hombre. Transitar por cualquier otro camino, incluyendo la democracia, ha sido un error. Llegará el día en que nadie querrá formar parte de un gobierno, porque será una obligación, no un  placer.

Para los pueblos, democracia es sólo partidos, elecciones y poder, o ciega está la democracia o ciegos están los pueblos, demasiada pobreza para hacer rico al hombre. Por causa de sus gobiernos los pueblos se encuentran endeudados, por lo que vendrán tiempos de hambre, de rebeliones, de alzamientos contra aquellos que tienen demasiado, pero al final serán cobradas las deudas al precio que sea, la insensibilidad ante el dolor ajeno se elevará más y más a menos que cambie todo este estado de cosas.

Al nacer los estados modernos se tomaron medidas para que todo el poder  no recayera en una sola persona; las muestras, de sobra conocidas, eran la figura de los reyes, emperadores y, en algunos casos,  príncipes u otras. Eran, al decir de ellos, un derecho divino, era un poder absoluto. Primero su dios y después ellos, y a veces primero ellos y después su dios. ¡Cuántas veces los reyes hablaban con Dios! ¿Era indebido? ¿Era malo? ¿Era lo mejor? No, ni indebido, ni malo, ni mejor; era la tradición del hombre; era y sigue siendo la necesidad del hombre de querer tener al frente un líder, un defensor, un padre; y si no lo deseaban de todos modos estaban sometidos a su rey. Sus líderes sólo han cambiado de nombre, ya no es el hechicero, ni el sacerdote , en aquellos  tiempos era el más fuerte, hoy día todavía lo es. Lo considero un modelo primitivo, demasiado rústico para los tiempos actuales, no conveniente para el hombre. Tiempos en que todavía la fuerza se sobrepone a la razón.

Y así, hoy tenemos en algunos estados modernos muy civilizados la figura de un presidente o primer ministro. Aparte están los otros poderes denominados legislativo y judicial. Se entra en menos discusión en que existan estos últimos, mas no así aquél. Saltan las preguntas siguientes: ¿es necesario el poder ejecutivo? ¿Es necesario que la figura de presidente o primer ministro esté representada por un solo  individuo, sea varón o mujer?  He aquí las respuestas:  desde tiempos remotos las figuras de emperador o rey eran ya conocidas; el lastre es demasiado pesado y el hombre no puede evitarlo; el emperador o rey aún hoy día parece ser una necesidad; los nombres se han trocado,  ejemplo palpable de ello se tiene en las naciones americanas, el virrey se transformó en presidente; y en las naciones europeas es tan pesado el pasado que a pesar de tener un primer ministro desean seguir teniendo un rey. El colmo para las naciones americanas, en el futuro, sería contar con un presidente y un primer ministro, lo cual confirmaría la mención de ese pesado lastre, aunque para estas naciones americanas el acto sería una burda imitación, como lo es hoy día con sus llamados sistemas democráticos de gobierno.

Adentrándonos en la tan mencionada división de poderes, ésta no es más que una división de funciones agrupadas, equilibradas, compatibles y relacionadas para la administración de un país; desde luego, pensando que en cada desempeño se encuentra la persona idónea; y es en este agrupamiento y selección de personas donde cae por tierra todo sueño del ser humano, sea hombre o mujer; causas por las que el mundo se viene tropezando una y otra vez. Un mundo regido por grupos de poder.  Sean grupos económicos, sociales o de partidos.

Respecto de si deba ser solamente un  individuo quien encarne la figura de presidente o primer ministro, digo que no ha sido ni será lo mejor; entre otras especies, los lobos y las abejas necesitan de líderes, no el hombre del mañana. Resulta pues, que los males de la humanidad, además de otras, se deben a estas causas señaladas.

En los países  americanos -con excepción de los Estados Unidos y Canadá- la figura del ejecutivo es del tipo caciquismo, remedo de un dictador, una resultante de la historia de estos pueblos, una herencia de cientos de años, ancla que todavía yace en el fondo del mar. Lastre que no ha podido ser elevado en más de una vez. En otras naciones se tienen dictadores vitalicios, dueños de hombres y mujeres. En los Estados Unidos se tienen líderes que representan un salvaje capitalismo imperial.

Como hijos de la democracia, en el mundo entero han florecido los paridos políticos, tal parece que es condición; y los pueblos viven inmersos en su sistema de partidos al igual que los peces en el mar, sin darse cuenta que fuera del agua el espacio es infinito.

Cuando las naciones imitadoras desean cambiar de escenario  a duras penas aletean para poder ver más allá del horizonte y dicen: el sistema francés es el mejor, no, dicen unos; tomemos lo mejor del sistema inglés, dicen otros; el sistema estadounidense tiene lo suyo, dirían otros más. Dentro de esta maleza de futuros errores, como una pequeña luciérnaga al ras del fango por qué no se preguntan ¿Cuál es el mejor sistema de gobierno para el hombre?  Amén de la vasta literatura aristotélica sobre el tema aquel filósofo olvidó al hombre y todo giró en torno del poder. Y así, el actual sistema de gobierno francés, que tanto alaban los imitadores, continúa caminando por el mismo camino: asignaciones de poder. A los franceses no les interesa un rey, ya lo tienen, aunque plebeyo, le llaman presidente.  Otros países tienen rey o reina y un jefe de gobierno o primer ministro.  No remedian el todo, solucionan parte del problema.

En nuestra época tal parece que el hombre está ciego, considera que el avance económico y tecnológico lo es todo, y olvida el verdadero propósito de este nuestro vivir; es por esto un engaño que tanto gobernantes como gobernados pregonan unos y aceptan otros el que se esté construyendo un orden más democrático, en esto no hay un más o un menos, sino que contundentemente se es o no se es, se tiene o no se tiene; si se pretende construir un estado más democrático quiere decir que no hay democracia, ésta no tiene grados, ni tonos grises, he ahí el engaño, y en vez de avanzar el hombre, se distrae y se hunde en su propio engaño. Como distracción actual tenemos la llamada globalización, fenómeno que deshumaniza al hombre de cualquier nación convirtiéndolo sólo en un objeto que produce riqueza para algunos pero incapaz de "producir" justicia para todos.

El tiempo sigue su marcha y los hombres no se han sentado a examinar el alcance y propósito de la democracia, ni han buscado en sus entrañas pautas de conducta de trascendencia y de valor universal, porque siguen considerando a la democracia como el gran remedio a sus males. Ignoran que hay un sendero luminoso por el que puede transitar el espíritu del hombre hacia su bienestar.

A pesar de todo, algunas formas de gobierno, sin proponérselo y sin saberlo, están avanzando hacia el perfecto sistema de gobierno del hombre.

bottom of page