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De la nueva palabra

Desde el punto de vista semántico, Antropocracia significa el gobierno del hombre. Cuando digo hombre no me refiero al varón, que es del género masculino, porque si así fuese quedaría excluida la mujer. Tampoco utilizo el término humanidad, éste es más plural, amorfo, impersonal. En el idioma español la palabra hombre significa el ser humano sin condición de sexo, es decir, la especie humana en general.

Respecto del término gobierno y remitiéndonos al diccionario, tenemos: "gobierno es la acción y efecto de gobernar o gobernarse, es el modo de gobernar una nación, es mandar, regir, guiar y dirigir, todo eso con autoridad". Implícitamente se tiene que frente a una cosa llamada gobierno, bajo alguna forma política, se tiene otra que se llama gobernado y, entre las dos, una línea de autoridad para poder dirigir y mandar; y es todo. Un modelo simple y primitivo desde hace más de seis mil años, desde el amanecer del hombre, desde que la fuerza se anticipó a la razón. Además de implicar una nueva forma para gobernarse, que no es el objetivo principal de la Antropocracia, gobierno, en la Antropocracia es la supremacía del ser humano sobre todas las cosas.

El término Antropocracia no existe en el diccionario ni en lengua alguna, lo acuñé hace unos cuantos años, (en mi obra "El Caminante del Nuevo Mundo 1492-1992" publicado por Joaquín Porrúa Editores - México 1991) en el tiempo de aquella reflexión que el mundo se hizo al recordar que un día a la mitad del camino un puñado de hombres encontraron un nuevo mundo y lo tomaron para ellos. Este término pudo haber sido homocracia y no Antropocracia, pero preferí remitirme al griego uniendo dos términos y no al latín en que utilizaría sólo uno, aun cuando para nosotros, los del mundo occidental, homo es más reciente y antropós es lejano. De este modo, Antropocracia no es androcracia, que es el gobierno del varón, tampoco es ginecocracia que sería el gobierno de la mujer. Antropocracia es la metamorfosis del hombre al Hombre; es puente tendido entre el hoy y el mañana.

Antropocracia no es exaltar las virtudes del hombre, ni es un canto al varón o a la mujer, tampoco es adular el hombre en su mediocridad. Antropocracia, en su nacimiento, es confrontar al hombre contra el hombre, al hombre contra sí mismo.

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